¿Qué es la Ansiedad?
La Ansiedad es la percepción de un suceso que altera la normalidad, puede generarse por una situación física o psíquica, conocida o desconocida. Es una emoción producida por varios sentimientos negativos: rechazo, impotencia, sentimiento de catástrofe y culpa, entre otros. En el fondo de la ansiedad se halla el miedo, un miedo sin nombre y sin forma.
La ansiedad es un hábito negativo particularmente debilitador. La persona ansiosa se siente sumamente alerta, como si fuera a ocurrir algo negativo, lo cual la mantiene en un estado de alerta permanente y le impide relajarse. Cuando se le cuestiona sobre su estado, no puede explicar qué o por qué se siente así. En muchos casos, la persona es consciente de que ese estado de sobreactivación no tiene sentido, pero aun así no es capaz de controlarlo.
Tipos de ansiedad
La ansiedad rasgo
Indica a una persona que desde una etapa muy temprana de su vida ha sentido ansiedad, quizás desde la infancia o la adolescencia. En este caso, las personas que la padecen, suelen tener un temperamento que les conduce a reaccionar inmediatamente ante las más diversas situaciones, se excitan fácilmente y les cuesta relajarse. Como han tenido que lidiar con la ansiedad durante gran parte de su vida, no saben cómo es vivir de otra manera. Para estas personas, la ansiedad ha sido una permanente compañera de viaje.
La ansiedad estado
A diferencia de la ansiedad rasgo, se desencadena por algún acontecimiento específico (o un conjunto de ellos). Frente a esa situación, una persona que nunca ha sido particularmente nerviosa, responde con ansiedad. Lo que sucede en el fondo, es que la persona no cuenta con las herramientas psicológicas necesarias para hacerle frente al problema, por lo que su cuerpo y su mente responden con un estado de activación “excepcional”.
Es importante, distinguir qué tipo de ansiedad se padece, porque permite conocer mejor el problema y dar los pasos necesarios para solucionarlo.
¿Cómo se manifiesta la ansiedad?
Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos, temor a la muerte, a la locura, o al suicidio.
De conducta: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc.
Intelectuales o cognitivos: Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.
Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.
Tratamiento
El tratamiento psicológico puede o debe combinarse con el tratamiento farmacológico, según el caso, siendo esta combinación muy exitosa en numerosos casos. Es importante mencionar que los fármacos de modo exclusivo no son recomendables, ya que pueden atenuar los síntomas pero no resuelven el problema.
La mayoría de los casos de ansiedad pueden ser tratados satisfactoriamente por profesionales de la salud mental adecuadamente capacitados. Por ejemplo, la Terapia Cognitiva Conductual puede ser muy eficaz para tratar la ansiedad. Los psicólogos usan diversas técnicas para ayudar a sus pacientes a identificar y aprender a controlar, reducir o detener las conductas no deseadas y los factores que contribuyen a su ansiedad. A través de la terapia, los pacientes aprenden a entender cómo sus pensamientos contribuyen a los síntomas de su ansiedad y cómo modificar aquellos patrones para reducir la probabilidad de ocurrencia y la intensidad de la reacción.
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